martes, 9 de junio de 2015

Chupa, que yo te aviso


Bueno chavalada, aquí estamos otra vez. No es que estuviera de vacaciones, es que tengo vida más allá de las teclas, y la vida a veces conlleva jaleo. El día que esto me llene la nevera me podréis exigir lo que queráis, de momento me paso cuando puedo. Así es la vida del desempleado sin subsidio, haciendo más cosas que cuando trabajas para que venga un gañán de Ciudadanos, que ahora quiere gobernar en un pueblo, a decirme que porque fume (que mira que yo ni fumo) estoy incurriendo en un privilegio y que no tengo derecho a quejarme de las prestaciones. Así está el patio, amiguitos.

A ver, que mis problemas tampoco le interesan a nadie así que vamos a meternos en harina. Y puesto que se ve que lo de decir burradas les sale barato a los candidatos y cargos públicos, a mí que no tienen nada que quitarme, me va a salir gratis. Así que al lío.

Yo no sé qué autoridad moral o profesional tiene Lagarde (Lagarta para los colegas) para decir que en España lo que hay que hacer es subir más el IVA, bajar los salarios e incluir el copago sanitario mientras ella se levanta más de 300.000 euros limpios anuales. (Atendiendo a la honradez impoluta que se les atribuye a sus predecesores, no me extrañaría que eso fuera solo una parte).

Vamos a empezar con la fórmula de estos impresentables, su truco favorito. Recortar para pagar deuda que ellos mismos han creado y dejar de invertir en sectores públicos estratégicos repitiendo como un mantra la mentira de que es inviable sostenerlos. Esto trae indefectiblemente la precarización de esos servicios por una mala gestión INTENCIONADA. Después basta con repetir otra vez hasta la saciedad que siendo privados funcionarían mejor (cosa que se ha demostrado como otra gran mentira). Luego basta con vender esos servicios a los amiguitos de turno que después les darán un jugoso puesto de asesor. La mentira de que privatizando un servicio y liberalizando un mercado se abaratarán los costes y el precio final para el consumidor también martillea sistemáticamente. Si aún se la creen, miren su última factura eléctrica o la subida de precios de Timofónica. Claro, sencillo, fácil de recordar. ¿Seguimos?

Ya lleva años sonando el runrún, y no es casual que España sea objetivo de las atrocidades neoliberales. La Sanidad Pública Universal y la Educación al acceso de todos son dos cosas que tienen que erradicar a cualquier precio para conseguir sus objetivos. Son un símbolo importante y puede ser que den ideas a otra gente de que es posible un sistema más amable con las personas. Que el Estado debería estar para ser el encargado de una serie de garantías sociales y no sólo de expoliar a los ciudadanos con impuestos que se usan para dos cosas: Inyectar grandes capitales en estructuras de poder empresarial neoliberal y las migajas en pagarse los caprichos propios y de las queridas. Que esa es otra, barato se venden los sinvergüenzas y traidores.

Y dicho eso, yo les digo a todos estos que van por ahí de enardecidos patriotas, que se rasgan las vestiduras porque alguien pite el himno: ¿Dónde están ustedes cuando la gente a la que votan está desguazando y vendiendo su patria hasta dejarla como un erial? Claro, es que es muy complicado pensar un poco más allá del “yo voto a estos porque son los míos hasta la muerte”. Bien, pues a ver si nos vamos enterando, besabanderas de pacotilla, que los mayores traidores a este país son esos mismos a los que votáis porque los demás son ETA (todo es ETA, yo soy ETA, ETA son los padres). Esos que dicen representaros, que rezuman autosuficiencia y superioridad por los poros, que sienten un tremendo desprecio por vosotros, están vendiendo vuestro futuro, el de vuestros padres, vuestros hijos y vuestros nietos. Y vosotros en el bar discutiendo de fútbol. Muy bien chavales.

Menudo panorama, ¿no? Pues ojo, atiende, cuidado. La cosa viene fuerte y va a ir a peor. El TTIP. Un acuerdo con semejante oscurantismo alrededor no puede ser bueno para la ciudadanía. Y lo votan estos amigos que os he descrito antes. Y a la gente se la suda. No oigo nada en la calle sobre ello, en los bares la Champions del Barça, en las tertulias políticas, el Coletas y el Naranjito, Muñequito Rajoy, los pactos, las autonomías, los ayuntamientos. De pocas hostias sirve esto si hemos entregado la poca soberanía nacional que nos quedaba. Pero claro, el problema es que piten el himno.

Nos la meten doblada por sistema, continuamente, una y otra vez. No nos enteramos ni de la mitad de la mitad de la mitad de lo que pasa en los despachos, y ni siquiera nos parece mal no tener esa información. Señores, que los políticos son empleados a nuestro servicio, a ver si lo vamos pillando, joder.

Del TTIP poco se sabe, todo se barrunta, se intuye, se conjetura. Y los ecos que resuenan no son ni de lejos halagüeños. En mi humilde opinión, hay algo que no cuadra si para que el mercado sea libre, nosotros tenemos que ser esclavos. Y como ya estoy harto de que me mientan a la cara y actuen con total impunidad, volviendo a pedir confianza una y otra vez, con la estrategia del: “chupa, chupa, que yo te aviso”. Solo me queda decirles: Ni me trago las mentiras, ni me trago la corrida. Os lo escupo todo a la cara, mafia esclavista. El resto ya, haced lo que queráis.

Para terminar solicito que se incluya al FMI en la lista de organizaciones terroristas. Chim pun.


Dimitri Ryznard

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